La identidad que camina
Siempre cuento la misma historia. Antes de entrar a estudiar Literatura Comparada, fui aceptada para estudiar Diseño de Moda, pero, decidí estudiar Literatura Comparada con la condición propia de que tomara concentraciones menores que me acercaran a lo que no hice y quería hacer. En el presente estudio Ciencia Política y sí, estoy haciendo una concentración menor que me ha traído aquí. El diseño siembra base en la creatividad de una mente individual que es influida por su entorno para llegar al resultado. En cada diseño, algo se transmite. Los humanos siempre hemos transmitido por medio de algún lenguaje, algún sistema de comunicación, no necesariamente un idioma hablado. La existencia de la creatividad ha promovido, desarrollado y evolucionado una sociedad a nivel global. La moda, en su más amplia definición, es un fenómeno social y cultural que se refiere a tendencias de estilos (no tiene que ser respecto a vestimenta).
A partir de la necesidad de las antiguas sociedades de vestir por frío u otras necesidades ha trascendido nuestra necesidad y desarrollo de la gran necesidad de una estética digna. Vestir, vestirnos, es un vestir y darnos autonomía por medio de decoraciones u ornamentos. Esos elementos con los que ornamentamos nos dan la identidad que seguimos regalando en herencia. La moda, siendo fenómeno en función, ha ido transportando identidades de sociedad en sociedad, va promulgando las necesidades que han tenido. Roland Barthes nos ha mostrado ante sus palabras una perpectiva muy real de lo que el sistema de moda en realidad es. La moda se ha vuelto un sistema de signos que nos ha funcionado como lenguaje. Principalmente, el lenguaje se ha preservado por la emulación de las generaciones. La moda es imitar, pero, “inimitable” (1967). Otro arte más, que cada individuo crea a base de entorno pero siempre comunicando algo.
En el gozo de la contemporaneidad, la moda ha tenido problemas. La nueva moda es paradójica. La nueva moda es no seguir los regimenes de la moda ni época. La línea del tiempo modístico se ha revolcado. Tenemos mezclas que crean, nuestra nueva identidad. Vestimos. Ya no estamos tomando en consideración las normas de las revistas de moda. Se ha vuelto aún más paradójica. En fin, muchas cosas deben ser paradójicas. En el caso de las pinturas, Dalí tuvo su propia moda, ahora repetimos, pero, es completamente inimitable. En la arquitectura hay repetición, mucha, pero también hay esencia. Barthes dice que “los cambios de moda no son propiedad de nada.” (1967). La moda es más que una copia, hay elementos de aceptación e identidad individual. Si antes me puse esto, ya mañana no y eso es lo que hace a la moda. La vida humana es un constante cambio. La moda es un término que adquiere su definición gracias a que es efímera, a que puede durar 1 minuto o una década entera.
En fin, la moda, al igual que otros lenguajes creativos y comunicativos, se convierte en un vehículo para transmitir identidades, ideas y emociones a lo largo del tiempo y a través de distintas generaciones. Si bien su naturaleza efímera y paradójica desafía las normas establecidas, es precisamente esa capacidad de adaptación y transformación la que permite que continúe evolucionando. La moda no solo refleja la realidad social y cultural de una época, sino que también ofrece a cada individuo la oportunidad de expresar su autonomía y pertenencia a través de sus elecciones estéticas. Así, su valor radica no solo en lo que se imita, sino en lo que se crea a partir de lo que ya fue.
Bibliografía:
Barthes, R. (1967). El sistema de la moda y otros escritos. Paidós.
Manavella, V. (2020). El esqueleto semántico de la moda: sobre “El sistema de la moda”, de Roland Barthes. Afuera. https://afuerablog.com/2020/04/30/el-esqueleto-semantico-de-la-moda-sobre-el-sistema-de-la-moda-de-roland-barthes/
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