La estructura política


Con frecuencia hablamos sobre cómo llegaron a construirse grandes estructuras que aún podemos admirar, habitar y estudiar. Este enfoque nos lleva a valorar tanto la arquitectura como a quienes la crearon, estudiando la vida y las intenciones del arquitecto detrás de cada obra. Pero la arquitectura no es solo una cuestión de diseño o técnica; también es un sistema espacial que, como he mencionado antes, puede percibirse como un ente con vida propia. Estas estructuras tienen vibración, vida propia, se pueden sentir sus latidos, y es como si cada espacio respirara con su propio ritmo y esencia, dejando un sentimiento en quien pisa el lugar y se deja guiar.

Recuerdo la casa en la que crecí, cómo me transmitía un sentimiento específico que, al recordarlo ahora, me llena de nostalgia. Este mismo efecto lo tienen los espacios que marcan momentos importantes de nuestra vida, como aquellos en los que hemos experimentado felicidad o tristeza, o donde ocurrió un evento significativo, como un primer beso. Cada obra de arquitectura está cargada con la intención del artista, pero cada persona percibe esta intención de manera diferente, dependiendo de las experiencias que ha tenido o qué tipo de estética le hace sentir “qué”. Esa diversidad de interpretación es inevitable, pero lo importante es que siempre habrá una conexión, ya que una estructura con vida propia invita a que cada individuo experimente su esencia de manera personal y única.

Con esta sensibilidad, recuerdo la arquitectura de los templos en Puerto Rico, que tiene una belleza singular. En una clase de Historia del Arte de Puerto Rico, decidí investigar el templo más extraordinario para mí, el de mi pueblo, la Iglesia San Antonio de Padua en Barranquitas. Desde pequeña, cada vez que entraba, sentía escalofríos y escuchaba en mi mente la música católica típica de las catedrales. Al investigar sobre el arquitecto, descubrí que sus otras obras en la isla no poseían la misma esencia. Era como si la iglesia de mi pueblo tuviera una vibración especial que la hacía única para mí y es única entre las obras del arquitecto, que fue Francisco Luis Porrata Doria. Volviendo a esa vibra única, este es un fenómeno que se repite con otros espacios de ritual espiritual, como catedrales y templos, donde el ambiente nos conecta con algo más allá de lo tangible, llevándonos a una experiencia casi sagrada. También en espacios abiertos que ya han denominado como para rituales espirituales, pero de eso no estamos hablando…

Cuando comencé a tomar cursos de arquitectura, me adentré en el análisis de estas estructuras monumentales y en su compleja construcción técnica. Las cúpulas, por ejemplo, no solo son un logro arquitectónico, sino también una expresión de grandeza e identidad cultural. Sus formas autoportantes y sus patrones intrincados se han convertido en símbolos de poder y avance en diversas culturas. Aunque quizás los arquitectos no siempre buscaron ese impacto, las cúpulas han terminado reflejando las creencias y valores de las sociedades que las construyeron, conectando a generaciones con una identidad cultural y política que perdura. La arquitectura, en este sentido, funciona como una retroalimentación social, mostrando el poder de las naciones a través de su capacidad para crear estructuras que inspiran y permanecen en el tiempo.

Bibliografía:

John Canning & Co. (2022). The Symbolism of Domes in Sacred Architecture. John Canning & Co. https://johncanningco.com

 

 


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