La polarisation architecturale
Siempre escuchaba el nombre de Le Corbusier. No su nombre, sino su seudónimo. Me producía una cierta curiosidad por ser en francés y tan compuesto. Lo percibía como si fuera una marca elegante, pensaba en una marca de ropa o en alguna marca de maquillaje, algo así bien refinado y poco común que yo querría. También llegué a pensar que podría ser un cantante o tal vez una banda. Sin embargo, hace un tiempo descubrí que me equivoqué. Le Corbusier, es en efecto un creador, pero no de lo que pensé, es un verdadero maestro de pintura e incluso un influyente teórico… y también arquitecto. Para mí, es importante, dar contexto sobre lo que hablo. El urbanismo me fascina, no tanto para apasionarme. Le Corbusier fue urbanista. Lo que en realidad me ha gustado: Le Corbusier se tomó el tiempo para conocer el mundo. Conocer el entorno que nos rodea es saber reconocer con calma las necesidades arquitectónicas o sed de cualquier otro arte en la sociedad. Charles paseó y aprendió de folklore, él sí sabía lo que necesitaba para llegar al reconocimiento que buscaba. Pues el folklore es un libro (no literal) de cultura en el que la preservamos. Se ha destacado Le Corbusier en el uso de materiales modernos, fue un completo innovador y ha utilizado sus capacidades para diseñar con funcionalidad.
Le Corubusier tenía como propósito satisfacer la necesidad social. Como parte de eso también deseaba satisfacer las necesidades de clientes con mayor poder adquisitivo, algo con lo que nunca he estado de acuerdo respecto a la arquitectura. Se pueden hacer cosas geniales sin tener un cliente con gran poder adquisitivo. La arquitectura ha creado una polarización, desde hace mucho, que se basa en la división de clases a través del poder adquisitivo a la hora de diseñar hogares. Vamos a llamarle “La polarización arquitectónica”, una polarización que refiere divisiones marcadas por enfoque, estilo, propósitos, esto basado en ornamentos, funcionalidades y materiales. Le corbusier introdujo el hormigón, un material altamente resistente. Esto marcaría una distancia significativa entre el nuevo estilo que estaba creciedo gracias a él y el estilo renacentista. Esta polarización también puede referirse a la moda, la moda que plantea unos elementos que persuaden a las personas y si, tienen algo que parezca fuera de lo que la moda le está sugiriendo, se polariza la clase que puede conseguirlo y la que no. De igual manera, las personas estaban acostumbradas al estilo renacentista o barroco que se caracteriza por un sinnumero de ornamentos y decoración y simetría. Viene Le Corbusier a diseñar con esencia minimalista, solo a cumplir con las necesidades. Creo que eso también le puede dar el espacio a la parte adquisitiva para darle la esencia y formar su hogar, hacerlo más suyo. Haccer del sistema espacial y material, uno propio.
Viéndole un lado más lindo, podemos decir: a través de La Maison Domino se confirma que Le Corbusier tuvo siempre en mente todas las necesidades de las personas que habitarían las estructuras que diseñaba. Este diseño para mí es maravilloso. He repetido mucho y repito que las estructuras que pretenden ayudar a promover la conexión entre humano y naturaleza, para mí son las mejores. Este diseño es abierto, sencillo, localizado en un terreno verde. Sin querer, tiene un toque renacentista escapado, las terrazas que tienen vista al cielo, a la divinidad… Por otro lado, no se propicia la explotación de material, por ejemplo, ha dado lugar en la casa a una “planta libre”. Se puede remover material sin comprometer la estabilidad de la estructura, me suena a una casa autoportante, pero ya eso soy yo. Más autoportante es ver la estructura sobre columnas tan finas como lo son los pilotes. La eliminación también de los techos a dos aguas fue tremendo, aunque tenga sus desventajas. Pues, es como cruzar el urbanismo como arquitectura de campo. Ir en contra de diseños que ya estaban allí como regla moral, le ayudó a crear su propia esencia. El hormigón expuesto, su mezcla de estilos de arte, su impresión desde sus pinturas hacia una realidad, entre otras cosas que hacen a Le Corbusier un artista increíble.
Sus obras de arte en pintura demostraban una libertad que no siempre se podía expresar en la arquitectura, donde las limitaciones funcionales y materiales son inevitables. En sus lienzos, Le Corbusier encontraba un espacio sin restricciones, donde el cubismo y el purismo se convertían en cómplices de una creatividad que buscaba romper con lo tradicional y capturar la esencia de los objetos y las formas. La eliminación de adornos superfluos le permitió experimentar con nuevas maneras de concebir el espacio y la forma, algo que influiría profundamente en su desarrollo como arquitecto. La relación entre sus pinturas y sus diseños arquitectónicos no era casual; para él, ambas disciplinas eran una forma de exploración y comunicación de ideas. Esta conexión es evidente en el orden riguroso y la estructura que caracteriza tanto su obra pictórica como sus edificios. En su arte, los elementos se organizan en una armonía visual que él consideraba universal, un lenguaje común que podía ser entendido sin palabras. Esta simplicidad, lejos de ser una limitación, se convertía en una manera de expresar conceptos profundos de orden, equilibrio y proporción. En última instancia, Le Corbusier no solo era un arquitecto, sino un visionario que buscaba, mediante cada línea y cada pincelada, crear un mundo más ordenado, bello y humano.
Bibliografía:
Dufresne, A. (2004). Le Corbusier: A Life. Yale University Press.
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